En la revista TintaLibre y en El País Ekaitz Cancela, miembro del CNSC, problematiza y reflexiona sobre cómo llevar a cabo la transformación de las redes sociales en “instituciones sociales” donde se puedan definir democráticamente las condiciones de comunicación social necesarias para nuestras sociedades democráticas. La preocupación parte de una lectura del poder político acumulado por las redes sociales y las condiciones que definen nuestra conducta a través de su consumo. Donald Trump y Elon Musk, ejemplifican la compleja relación entre tecnología, poder e imaginario colectivo contemporáneo donde se bifurcan los conceptos de democracia y economía de mercado en las sociedades capitalistas contemporáneas.
Las tecnologías de la información y las infraestructuras que producen no sólo facilitan la influencia ideológica de la ultraderecha, sino que también están conectadas con la economía, el cambio climático o los conflictos internacionales. En este resultado, parecería complicado creer que el bienestar colectivo o los derechos individuales se impongan a las agendas de seguridad nacional o a la supervivencia del capitalismo. La arquitectura digital es el marco normativo dominante de la racionalidad neoliberal, vinculada a la generación de la atención que se extiende a las relaciones interpersonales en el mundo físico. Pero las redes deben convertirse en instituciones sociales donde se defina de forma democrática las condiciones de nuestra comunicación social, no asentadas a las lógicas del mercado, que permitan una vida pública. La propuesta es esperanzadora al entender que cualquier sociedad puede, a través de la imaginación y la colaboración colectiva, dar significado a las suyas instituciones.
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